Este año hemos tenido un agosto un tanto frío. De hecho, a mediados de ese mes llegaron a registrarse temperaturas de madrugada de tan solo 4 grados.
El día que casi hiela, estuvimos en vilo. No sería la primera vez que ocurre, pero…. ¡en fin, que estamos en la provincia de Burgos y debemos asumirlo!
No obstante, septiembre nos ha premiado con días de sol y calor, y el proceso de maduración de las alubias va dando fe de ello.

Poco a poco se va equiparando el color de todas las matas y van adquiriendo ese tono pajizo que barrunta que la cosecha se acerca.
A medida que las hojas de las matas se secan, se caen y esto favorece que el sol alcance de lleno a las vainas que también van secándose y en algunas plantas comienza a sonar el fruto del interior. (Si se agita la vaina y se oye el ruido del choque de las alubias entre sí, es un indicativo de que ya están listas para la cosecha).

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