Hace un par de semanas tuvimos el placer de estar en la XXII Jornada gastronómica y cultural de les fabes de Villaviciosa (Asturias).
En Villaviciosa se dieron cita una serie de concursos, desfiles, exposiciones y puestos de venta relacionados con el mundo de la alubia, y el producto autóctono, de lo más pintorescos.
La palabra que, a nuestro parecer, mejor define el acontecimiento es AUTENTICIDAD.
El mercado de la localidad estaba engalanado con pequeños puestos de productores locales que mostraban con orgullo el fruto de su cosecha.
Había infinidad de tipos de tipos de fabas y alubias. Algunas variedades eran totalmente desconocidas para nosotros como por ejemplo, las alubias denominadas “ojo de la virgen”, las del “mandilín”, las de “chaplón”, las “roxia” o las de “la cena del cura”…
La manera de presentar las alubias era absolutamente entrañable. Nosotros, que hemos tenido la suerte de poder hurgar en “el sobrao”, que es como se llama tradicionalmente al desván en las casas del Valle de Losa, lo disfrutamos doblemente. A cada paso que dábamos se nos oía decir:
– ¡Es como el de la abuela!
– ¡Es como el del abuelo!
La gran mayoría de las reliquias que acompañaban el atrezzo de las presentaciones eran los ajuares, vajillas y aperos que se utilizaban hace 70 años en las casas de campo.

Además de agricultores que vendían su propia cosecha, había grupos de productores que exponían sus productos .Todos habían puesto el ingenio a disposición de la feria. Nos divertimos muchísimo. ¡Atentos!
La Asociación de Vecinos “La Capilla” de Poreñu había recreado una escena típica de una cocina asturiana rural, con muñecos vestidos como se estilaba en los 40, una alacena con pucheros y cazuelas de porcelana que aprovecharon para exponer las alubias… Y ¡ojo! no les faltaba detalle ¡fijaos en el gato del alféizar de la ventana!

Otros nos contaban el proceso de siembra y recogida de la alubia mientras rememoraban cómo se llevaba a cabo la colada en barreños de metal y tablas de lavar.

En esta maravillosa maqueta con una casa de campo y un hórreo, se respiraba a Asturias. Condensaba perfectamente la esencia de laborío rural de esta tierra.

Y fijaos en la delicadeza y ternura de esta otra presentación. Estamos convencidos de que la productora, además de ser una excelente agricultora, también en una amante del buen hacer en la costura.

Y nos encontramos con cosas muy simpáticas. Si no sonreís al verlo, es que sois de otro planeta.
Seguro que si lo descontextualizáramos y se llevara a una feria de arte contemporáneo, por ejemplo ARCO, triunfaría.

Y este es uno de los recuerdos más gratos con el que nos despedimos de la feria. Un matrimonio de abuelos nos contó, de la forma más bonita que puede existir, cómo se habían hibridado (mezclado) de forma natural dos diferentes tipos de alubias que habían sembrado dando lugar a una nueva variedad:
– “Vínoles un viento y mezcláronse”.
¡A nosotros también nos había ocurrido lo mismo! ¡Menuda coincidencia! Conseguimos un híbrido natural en la pasada cosecha.

Pasamos una agradable tarde charlando sobre cómo realizaban las labores de sembrado y recolecta y compartimos pareceres con muchos de los pequeños productores que había en el mercado. Gracias a todos ellos por compartir de forma desinteresada su conocimiento y su experiencia.
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